jueves, 10 de septiembre de 2015

Designación judicial del Perito Calígrafo o designación por la parte: ventajas y desventajas

La profesión de Perito Calígrafo en España, como todo el mundo sabe, no se encuentra reglada, ni tampoco la formación para aprender a serlo. Es decir, cualquier persona con un mínimo de preparación e incluso con un pequeñísimo o nulo instrumental de trabajo, puede comenzar a ejercer. Nadie le podrá decir nada al respecto, y la propia Administración de Justicia tampoco lo hará.

Por tanto, estamos en una situación muy problemática y peligrosa, donde conviven peritos con muy poca experiencia y formación, trabajando poco más que con una lupa y un escáner, con otros con mucha experiencia detrás, con una sólida formación de muchos años a través de cursos, congresos e investigaciones, y con laboratorios de criminalística documental de última generación.

Ante este panorama, los abogados, que son al fin y al cabo los que necesitan de nuestros dictámenes periciales para apoyar sus demandas y defensas, son los primeros que tienen que ser conscientes de algo tan importante: no todos los Peritos Calígrafos son iguales.

Cuando solicitan del Juzgado que un Perito Caligráfico realice una pericial, no son conscientes de que el perito que se designe le puede llegar a través de la lista que se haya confeccionado a partir de los listados que asociaciones profesionales hayan aportado a primeros de cada año. Por tanto, en esta lista de la cual echan mano las instancias judiciales para cada designación, habrá Peritos Calígrafos de todo tipo: con mucha o poca experiencia, con instrumental técnico avanzando o con instrumentos totalmente básicos, con mucha formación o con una que resulta simple y escasa, con dedicación total a esta profesión o bien como un complemento de otra que no tiene nada que ver con ella, etc.

Viendo todo esto, lo que está claro es que el abogado está jugando a la lotería con esta prueba, y se está arriesgando a que no sea la adecuada ni, por supuesto, todo lo rigurosa que necesitaría que fuera.

Son muchos los informes periciales que llegan a nuestras manos de distintos Peritos Calígrafos, y sabemos claramente de lo que hablamos. Desde nuestra propia asociación profesional, ANPEC, también se sabe y conoce el bajo nivel existente en muchos de los peritos ejercientes en la actualidad.

Por todo lo expuesto, resulta fundamental recordar ahora más que nunca, la importancia que tiene actualmente el hecho de que las partes puedan aportar sus dictámenes periciales caligráficos con la demanda y contestación.

Existen muchas ventajas derivadas de la elección directa de un Perito Judicial Calígrafo en contraposición a las múltiples desventajas que acarrea la designación de uno por parte del Juzgado, elegido al azar y de manera correlativa del listado aportado por las asociaciones de profesionales a primeros de año.

Veamos ambas posibilidades.

Ventajas de la designación del Perito Judicial Calígrafo por la parte

- Se puede elegir libremente al Perito Calígrafo, en función de su competencia, mayor experiencia y conocimientos técnicos adecuados, descartando así aquellos que no cuenten para su trabajo con un laboratorio de criminalística documental.

- Se puede solicitar un presupuesto cerrado, y conocer así de manera clara y concreta el coste que nos supondrá la prueba pericial.

- Se pueden mantener entrevistas con el Perito Calígrafo y solicitar su consejo y orientación en cuanto al caso cuestionado, y sin que ello afecte, por supuesto, la objetividad e imparcialidad que conllevará su dictamen pericial.

- La demanda o contestación se puede realizar de conformidad con los consejos técnicos y científicos del Perito Calígrafo, con la consiguiente rotundidad argumental que ello supone, y que redundará en beneficio del cliente.

- Se puede realizar, si llegara a ser necesario, un informe técnico y crítico sobre el dictamen del Perito Calígrafo de la parte contraria, desvirtuando así su valor probatorio.

Desventajas de la designación del Perito Calígrafo por el Juzgado (no por la parte)

- Existe una probabilidad grande de que el Perito Calígrafo designado por el Juzgado no tenga la experiencia suficiente ni tampoco las competencias técnicas deseables, ni que disponga para su estudio e investigación del instrumental científico y técnico imprescindible para su trabajo, con lo que su dictamen será poco concluyente y riguroso, y podrá ser rebatido con facilidad.

- La provisión de fondos y la minuta de honorarios final son imposibles de negociar con el perito, teniendo obligación la parte de asumir su coste a riesgo de quedarse sin la realización de la prueba en caso contrario.

- No se pueden mantener entrevistas sobre las circunstancias del caso con el Perito Calígrafo designado, por ser habitualmente rechazadas por el propio perito para evitar así ser influido, e incluso tachado de imparcial por alguna de las partes.

- Se presenta la demanda o contestación sin un asesoramiento ni orientación previa por parte de un técnico en la materia, con el riesgo que ello supone para los propios intereses.

- El dictamen pericial caligráfico puede que no sea favorable a los intereses del cliente, no prosperando por tanto su demanda. Esto no habría sucedido nunca si se hubiera contado previamente con la opinión técnica de un Perito Judicial Calígrafo, como sería el caso de una designación de parte.
Nuestro labor también debe ser la de orientar a los profesionales del Derecho en su trabajo, y esto que acabamos de exponer debe ser una de las primeras cuestiones que se les debe plantear. Seguro que lo agradecerán.

lunes, 1 de junio de 2015

Taller sobre la firma para niños

El pasado viernes y sábado 29 y 30 de mayo, realicé un taller sobre la firma con niños entre los 9 y 11 años, en un Gaztegune de Bilbao (centros con actividades lúdicas y culturales para jóvenes y niños, que dependen del Ayuntamiento).

Me habían propuesto esta actividad hace meses, y la verdad es que no tenía nada claro cómo podía entretener a chavales de estas edades hablándoles de la firma, y que no acabaran bostezando. Pero me lo tomé como un reto, por que aunque sí había hecho este tipo de talleres con jóvenes de más edad, nunca con tan pequeños.

Así que, manos a la obra, me puse a pensar sobre lo que les podía decir y cómo hacerlo. Lo que sí tenía claro es que debía de servir para inculcarles cosas importantes de cara a su futuro, para que supieran que su firma el día de mañana les iba a ser solicitada para todo tipo de documentos, muchos además de gran trascendencia en su vida.

Por ello, por medio de imágenes curiosas e impactantes, con firmas de personas conocidas, poniendo firmas simbólicas, otras extravagantes y complicadas, y también alguna que otra "normalita", les fui introduciendo en un mundo que ellos ya conocían por su propia experiencia, cuando tuvieron que ponerla, por ejemplo, en el DNI.

El objetivo principal que me propuse para el taller fue que se llevaran varias ideas importantes:

1) Que la firma es algo que nadie nos enseña a hacer, y que por tanto, nosotras la creamos a partir de nuestra imaginación y de modelos que observamos alrededor (personas que nos causan admiración: familiares, artistas, etc.). Es un acto absolutamente libre. Una niña me comentó que para su segunda firma se había inspirado en un cantante famoso, y que la actual se basaba en la de un escritor en euskera que le había dedicado uno de sus libros.

2) Que es algo que va cambiando a lo largo de la vida, sobre todo en las edades tempranas, como muchos de ellos ya habían comprobado cuando decían que andaban por su tercero o cuarto diseño de firma.

3) Que nuestra firma puesta en un papel implica que estamos de acuerdo con lo que allí se recoge, y que por tanto, es muy importante tener cuidado con lo que firmamos sin antes leerlo. Curiosamente, un niño me habló de la letra tan pequeña que aparece en algunos documentos...

4) Que por todo ello, nuestra firma nos identifica. Allí donde la pongamos, nos estamos poniendo también nosotros. Es nuestro sello personal.

5) Que nuestra firma es algo único, e irrepetible por nadie que no seamos nosotros. El tema de las falsificaciones les produjo mucho interés, y alguno acabó reconociendo que en una ocasión había imitado la firma de su padre para librarse de alguna tarea del cole... Resultó muy divertido cuando entre los ejercicios que les propuse estaba el de que se intercambiasen las hojas con sus firmas, para que el compañero tratara de imitarla. Ahí se dieron cuenta de la dificultad que esto atañe, y que no es tan fácil realizar una firma que no es la nuestra, como pensaban algunos de ellos.

El taller resultó una experiencia francamente bonita. Incluso en el del segundo día llegaron a aplaudirme al final, lo cual es el mejor reconocimiento que uno puede tener, por que los niños por suerte, no necesitan disimular para quedar bien como hacemos los adultos. Alguno, incluso, me pidió ver cómo firmaba yo -lógicamente, tenía curiosidad tras verme hablar de todo ello-, y después el resto me fueron pidiendo también mi firma como si fuera un autógrafo, ya que estaban seguros que debía ser una persona famosa... ¡Ay, bendita inocencia!

jueves, 25 de octubre de 2012

Manual de Experto en Grafística y Documentoscopia

Acaba de salir publicado el libro "Manual de Experto en Grafística y Documentoscopia", de Luis Rivero López, Presidente de la Sociedad Española de Peritos Calígrafos (SEPC) y Vice Presidente de la Federación Española de Expertos en Análisis Documental (FADE).

He tenido el privilegio de poder escribir la "Introducción" del libro a petición de su autor, buen amigo y compañero en estas lides. Os reproduzco a continuación la misma.

Para quién esté interesado en hacerse con un ejemplar del libro, puede pedirlo a través del correo de la SEPC: sepcj@yahoo.es o de su web: www.sepcj.es





La Pericia Caligráfica no es una técnica ni mucho menos reciente. Al contrario, se podría decir que nace casi a la vez que la propia escritura, cuando alguien decidió manipular por primera vez algo que ya estaba escrito.

El experto en escrituras y documentos actual no puede conformarse con ser como hasta ahora viene siendo lo habitual en la mayoría de los profesionales ejercientes, un mero analizador de letras.

Los documentos que día a día analizamos son cada vez más complejos, precisamente por que lo son también los elementos que se usan para escribir. Antiguamente, la tinta utilizada era procedente de una pluma, muchos de los trazos de un simple lapicero, los documentos eran mecanografiados mediante máquinas manuales... Hoy, sin embargo, hay infinidad de instrumentos escribientes y soportes donde escribir: bolígrafos y rotuladores de todo tipo, y con todo tipo de tintas, bolígrafos que ya ni siquiera usan tinta para plasmar los trazos, textos impresos a todo color mediante impresoras con calidad fotográfica, se escribe y se imprime en multitud de tipos diferentes de papel, se pueden escanear y fotografiar documentos con una absoluta calidad, que luego pueden ser impresos con tal perfección que el ojo humano no es capaz de detectar si un grafismo es una reproducción o un original, etc.

Esto es con lo que el Perito Calígrafo de hoy día se enfrenta. Por esta razón, ya no vale con ser un simple analizador de grafismos.

El profesional actual debe ser sobre todo un experto en Grafística y en Documentoscopia, y por ello en este libro su autor nos introduce plenamente en ambas disciplinas por igual, consciente de que una preparación amplia y una práctica continua, van a permitir al perito de hoy día ser capaz de detectar cualquier tipo de falsificación.

El gran problema que tenemos en España es que esta profesión no está regulada como tal, siendo libre el acceso a la misma, y de igual modo, tampoco existe una enseñanza reglada que pudiera ofrecer una formación rigurosa y completa. A cambio, multitud de centros privados y universidades, imparten titulaciones propias con diferencias abismales en sus metodologías y en su número de horas docentes. Esto ha provocado que en la actualidad estén ejerciendo en España, por ejemplo, Peritos Calígrafos que trabajan con poco más que una lupa, y otros que sin embargo, tengan a su disposición laboratorios de criminalística documental del más alto nivel científico.

Es también esencial que el profesional utilice unos protocolos de actuación en todos sus trabajos de investigación. No debemos conformarnos con que nos digan que el objeto de la pericial sea si una firma fue hecha por una persona o no. Antes de acometer el estudio grafonómico de las firmas indubitadas y dubitadas, deberemos examinar todo el documento cuestionado por si pudiera haber sido objeto de alguna manipulación. No sería la primera vez que un perito elabora un completo y extenso informe concluyendo que una firma es auténtica de una persona, y por no haber seguido un sencillo protocolo de actuación en su análisis documental, utilizando por ejemplo simples medios ópticos de aumento, no haberse dado cuenta de que el grafismo era una reproducción de muy buena calidad...

Por tanto, comencemos por estudiar el documento completo, y para eso es necesario poder contar con el original, claro está, a través de lupas y microscopios para verificar que son grafismos originales, examinando el estado papel y de las tintas presentes para descartar borrados mecánicos y químicos, posibles agregados o retoques, dobles surcos, etc., mediante radiaciones lumínicas a diferentes grados de incidencia y con sus correspondientes filtrados. Una firma puede ser cuestionada, pero a lo mejor el problema no está en ella, si no en el propio documento en si.

Debemos igualmente hacer hincapié no solo en la preparación continua y constante que el experto documental actual tiene que tener, si no del mismo modo también en que debe poseer un laboratorio técnico provisto de instrumental que le permita realizar análisis multiespectrales con los que poder discriminar tintas y así poder fotografiar y evidenciar las falsificaciones que existan. En caso contrario, si no se insiste mínimamente en dotarse de este instrumental científico, el Perito Calígrafo será como un dentista que únicamente sabe arrancar muelas con unas tenazas. Imagínese el lector la escena, entrando en la consulta de un odontólogo, y que éste solo tenga como instrumental una silla de comedor, un flexo como única luz para iluminar la boca del paciente, y unas tenazas. ¿Confiaría en este profesional? ¿Cree que sería capaz de detectar exactamente cuál es su problema dental? ¿Estaría seguro de que le va a ofrecer una solución fiable y concluyente a su problema?.

Esperemos que de aquí a unos años este panorama vaya cambiando, y la propia Administración se percate de que es imprescindible regular el acceso a esta profesión y su forma de ejercerla. Desde algunas Asociaciones de Profesionales existentes, unidas además dentro de una Federación Nacional, ya se están aunando esfuerzos para ello, y para que así en un futuro no muy lejano, este deseo llegue a hacerse realidad.

jueves, 29 de septiembre de 2011

En busca de un perito payo

El otro día recordé una anécdota que me paso hace unos meses.

Me llamó una persona con acento calé, pidiéndome cita para consultarme sobre la autenticidad de un documento. Sus explicaciones resultaban un poco chocantes y confusas, en parte también por su acento un tanto cerrado, así que quedé con ella personalmente para ver si conseguía aclararme mejor de lo que quería en concreto.

El día del encuentro aparecieron por el despacho dos hombres jóvenes, con una evidente apariencia gitana.

Uno de ellos llevaba la voz cantante. Me explica que a su primo (el que le acompañaba) le acusaban desde otro clan familiar de haber firmado un papel aceptando la entrega de un dinero, comprometiéndose a devolverlo en un plazo fijado, un dinero que todavía no había devuelto. A su vez, el acusado negaba tal cuestión, pero también decía que no estaba seguro de si dicha firma era la suya o no, y que en todo caso no se acordaba de haber firmado el papel.

En vista de ello, procedí a realizar un cuerpo de firmas a esta persona, y les comenté que tendría que hacer posteriormente un cotejo con la firma cuestionada, para concluir si podía ser su firma o no. Para ello, les expliqué, haría esta prevaloración y si, finalmente, no era su firma, podría hacer entonces un informe pericial al respecto, como prueba para demostrar que efectivamente era así.

Ambos estuvieron de acuerdo en ello, y después de realizar el cuerpo de escritura me comentó el más hablador que en realidad ellos tampoco necesitarían un informe pericial como tal, y que les bastaría con esta prevaloración oral que yo les proponía. Les comenté que si querían demostrar su inocencia, el único modo sería por medio de una pericial caligráfica, la cual podrían enseñar a la otra parte para intentar llegar a un acuerdo, y si el asunto fuera adelante, acudir por supuesto a los tribunales con ella en el caso de que se presentara una demanda.

Me comentaron que no me preocupara, que este asunto en ningún caso acabaría en los tribunales. Ellos únicamente necesitaban que yo, como profesional, dijera si la firma pertenecía o no a esta persona. Me pidieron si estaba dispuesto a recibir en mi despacho al consejo de ancianos y al patriarca de los gitanos en Bilbao, para comunicarles lo que yo concluyera en mi análisis. Decían que entre ellos estos temas nunca se resolvían en los juzgados. Lo que yo dijera al consejo de ancianos, estos lo harían cumplir. Si fuera su firma, su familia tendría que responsabilizarse, y si no lo fuera, sería la otra familia la que tendría que conformarse con este veredicto contrario.

Les dije, por supuesto, que no tendría inconveniente alguno en recibirles (habría que verme la cara en ese momento, con la boca abierta y los ojos como platos...). Ya me estaba imaginando en mi despacho (no todos, por que no cabrían...) al consejo de ancianos y a su patriarca, sentados, con sus sombreros y sus garrotas pendiendo de sus manos, y yo explicándome...

Quedamos, por tanto, en que en un par de días les llamaría para comentarles lo que había visto. Tal y como fue mi primera impresión, corroboré tras el estudio que la firma sí había sido hecha por esta persona.

Quedé de nuevo con ellos para explicarles mis conclusiones, y reconociendo el chaval que sí podría ser posible que lo firmara, pero que no se acordaba en absoluto de ello. Su compañero le miraba echando rayos por los ojos. Estoy convencido de que en el fondo sabía que él había firmado el documento, pero que le albergaba alguna esperanza de que no fuera así.

Llegando la hora del pago por el trabajo realizado, no se les ocurrió otra cosa que pedirme alguna rebajilla sobre el presupuesto que les hice (supongo que en su caso serán gajes del oficio), dado el resultado negativo para sus intereses. Evidentemente me negué, aduciendo que el trabajo me costaba lo mismo independientemente del resultado.

Al final, abonaron la minuta con cara de resignación, pero sin mencionar la posterior cita prometida con el consejo y su patriarca. Creo que fueron en busca de otro perito payo que les dijera lo que querían que escuchasen estos...

jueves, 2 de junio de 2011

Estudio físico-químico de los cruces de trazos (ELCT)


Desde el pasado mes de enero, expertos en escrituras y documentos de 16 países (Francia, España, Grecia, Bélgica, Marruecos, Australia, Brasil, Perú, Irlanda, Croacia, Japón, Rumanía, Eslovaquia, Macedonia y Suiza) y de 15 Laboratorios e Instituciones de Criminalística de todo el mundo (Police Technique et Scientifique de Francia, Forensic Science South de Australia, Laboratorio Forense y Criminalistica de Brasil, Laboratorio de la OIPC INTERPOL, Grafística Servicio de Criminalística Guardia Civil de España, Document & Handwriting Examination Section Irlanda, Forensic Science centre “Ivan Vucetic” de Croacia, NCIS Norway FORENSIC SCIENCE DEPARTMENT Document and Handwriting Section de Noruega, Department of Homeland Security, United States Secret Service, Forensic Services Divisionde  Estados Unidos NA, Japan National Research Institute of Police Science de Japón, National Intitut of Forensic Expertise de Eslovaquia, Ministry of Interior of the Republic of Macedonia, Forensic Science Institute Zurich de Suiza) están colaborando conjuntamente en una investigación científica desarrollada por la Academia Internacional de Expertos en Escrituras y Documentos (AIEED), con el apoyo y el aval de la INTERPOL.

Esta investigación trata de comprobar la existencia de reacciones químicas y físicas en los cruces de dos tintas distintas, y que éstas reacciones que se producen dependerán de la calidad de las tintas, del orden de colocación y del  tiempo que separe la ejecución de los dos trazos.

Cada uno de los expertos que han sido elegidos para este estudio a nivel mundial, entre los que me incluyo, fue nombrado a primeros de año por la AIEED "Responsable de Investigación Científica", y tiene a su cargo la elaboración de unas fichas mensuales donde, siguiendo el protocolo previsto, se encarga de plasmar las dos tintas que le fueron asignadas, mediante un proceso de alternancia y diferentes momentos en el tiempo.

Una vez finalizada esta etapa de recogida de muestras (durante todo 2011), se procederá a procesarlas durante el año 2012, realizándose un análisis y examen de las mismas mediante el fotografiado en color con luz del día, con luminiscencia IR y con luminiscencia cromática.

De esta investigación científica se esperan sacar conclusiones importantes sobre fenómenos como la migración de las tintas, así como datos de su envejecimiento y posible datación, lo  cual será de indudable ayuda para la resolución futura de muchos fraudes documentales que ahora mismo son todavía imposibles de resolver.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Cursos de Formación Continua de ANPEC para Peritos Calígrafos

El pasado 6 de noviembre asistí en Madrid a los Cursos de Formación Continua para Peritos Calígrafos que organiza anualmente la Asociación Nacional de Expertos en Grafística y Documentoscopia (ANPEC).

Esta vez el ponente era el experto en escrituras y documentos de Francia D. José Balbuena. Todo un lujo poder contar con él.

La presentación corrió a cargo del Presidente de ANPEC D. Jesús Barrón.

Asistieron más de 40 peritos de toda España, habiendo incluso personas que se quedaron sin poder participar a pesar de su interés, debido al aforo limitado que tenía la sala.

Durante toda la Jornada, el Sr. Balbuena nos introdujo en el mundo de las iluminaciones y filtrados con aplicación en el análisis documental, exponiendo ejemplos reales y mostrándonos en directo los efectos que se producían con cada tipo de iluminación y filtrado que iba probando.


Asimismo, nos enseñó las diferentes respuestas espectrales que se pueden dar, haciendo hincapié en que dentro de nuestros informes periciales debemos incorporar estos términos científicos, que gracias a su amena enseñanza nos quedaron muy claros a todos los asistentes.

Durante la sesión de la tarde, nos dedicamos a descubrir el aporte de las luces metaméricas en el análisis y discriminación de las tintas.

Los cursos, desde luego, merecieron la pena, mucho más teniendo en cuenta la calidad profesional y humana del ponente, el cual una vez más, haciendo un gran esfuerzo para poder encajar este evento en su apretada agenda, colaboró con ANPEC, de la cual es Presidente de Honor, para poder seguir así ofreciendo estos cursos de formación a los peritos calígrafos españoles.

Me gustaría dar las gracias desde aquí a todos los asistentes,  y en especial  a los compañeros de ANPEC presentes, así como a los miembros de la Sociedad Española de Peritos Calígrafos y de la Asociación Nacional de Técnicos Universitarios en Documentoscopia que también estaban.

sábado, 28 de agosto de 2010

Una dedicatoria de Matilde Ras


En una de mis múltiples búsquedas de libros relacionados con el estudio de la escritura me encontré hace poco tiempo con esta pequeña joya bibliográfica.

No es que fuera un libro novedoso en mi caso, si no que radicaba su valor en la dedicatoria que aparece en la primera hoja. Se trata de un libro de Matilde Ras (Los artistas escriben) que ella misma dedica en enero de 1954 al que fuera importante periodista y crítico teatral Elias Gómez Picazo.

Este valor añadido (por lo menos para mi) pasó totalmente desapercibido para la librería que lo vendía, que destacaba este hecho sin mucho interés comercial y, por tanto, sin añadirle un sobreprecio. De hecho, costaba incluso mucho más barato que otros ejemplares de la misma autora existentes en fondos de otras librerías, y  que no son una primera edición, como es éste el caso, y sin dedicatorias manuscritas.

Es evidente la ilusión que me produjo el conseguir el libro, y el "sentir" de algún modo en mis manos aquella escritura de nuestra gran maestra de la Grafología.

Como curiosidad, Elias Gómez Picazo (fallecido en 1997) tenía fama de ser un crítico muy temido a través de sus artículos en el diario "Madrid", llegando a conseguir en 1957 el Premio Nacional de la Crítica por su labor profesional.



En su dedicatoria, Matilde Ras transmite este "respeto" que le tiene, no solo por lo que dice al principio ("Con su poquito de miedo..."), que más podría parecer una frase un tanto irónica por su parte, si no sobre todo por que se le olvidó añadir qué le dedicaba, teniendo que remediarlo intercalando "estas páginas" una vez finalizada la dedicatoria.

Curioso e interesante lapsus calami de una grande.

viernes, 16 de julio de 2010

La comprensión del grafismo por la imagen visual

Acabo de leer hace pocos días la noticia de que una maestra y psicopedagoga catalana ha inventado un sistema por el cual facilita el acceso a la escritura a los niños, sobre todo a aquellos con problemas graves como parálisis cerebral, trastorno generalizado de desarrollo, etc.

Consiste el invento en una mesa o pizarra transparente, donde el niño ve el grafismo a copiar, y la maestra por el lado contrario al suyo lo repasa con un bolígrafo luminoso dotado de un haz rojo. De este modo, el niño no tiene más que seguir dicho punto rojo y reproducir sobre el papel el movimiento que provoca el trazado: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/20100531/luz-que-ensena-escribir/285295.shtml

Es un sistema sencillo pero ingenioso, y que provoca que el movimiento de la escritura se vaya interiorizando.

Lo que denota este método es la importancia de que el niño visualice claramente el recorrido que tiene que llevar el trazo, así como dónde debe parar.

En mi experiencia como grafoterapeuta he ido viendo que es muy importante que la persona vea y perciba el movimiento que tiene que realizarse a la hora de escribir. Es decir, no es lo mismo el hecho de que se le ponga al niño una cartilla caligráfica para que reproduzca un ejercicio o una palabra, a que vea en otra persona cómo se hace.

Como ya indicábamos en un anterior artículo, la letra sobre el papel, a ojos del niño, es algo sin vida, algo inerte, del cual no sabe nada, salvo que existe por la única razón de que lo ve plasmado en un soporte. Pero desconoce cómo se hizo, cómo se empezó y finalizó, el ritmo que contiene, su velocidad, etc. Todos estos elementos gráficos hay que enseñárselos, por que él mismo también tiene que darle la vida al grafismo para que pueda existir.

Por este motivo nos parece interesante este método, por que el niño capta y graba así el movimiento que conlleva cualquier palabra, y de este modo, va a ser capaz luego de reproducirlo.

Nuestra propia metodología se basa en que la persona aprenda a dominar el gesto gráfico, a base de parar en los respectivos ángulos que contienen las letras, para avanzar posteriormente sin parar hasta el siguiente pico. Así, se consigue confianza, concentración, disciplina... Pero para ello, primeramente tiene que vérselo hacer a otro. De esta forma, el avance grafomotriz será mucho mayor y más efectivo.

En nuestro centro, nos encontramos frecuentemente con casos de padres desesperados que durante las vacaciones se han dedicado a proporcionarle al niño multitud de cartillas escolares de caligrafía para que ejercitara durante el periodo estival, creyendo así que la problemática que arrastra en su escritura iba a desaparecer. Resultado: el pobre niño se ha dedicado a escribir todo el verano como loco sin mejorías en su escritura, con lo cual su frustración encima aumenta.

En nuestro trabajo debemos tenerlo muy claro. El grafoterapeuta debe saber reproducir exactamente el gesto gráfico tal y como quiere que la persona lo haga, para que ésta pueda comprenderlo mejor y grabar así dicha imagen visual, que luego tendrá que reproducir a su vez.

domingo, 14 de febrero de 2010

Apuntes históricos sobre la firma y su trascendencia como signo identificatorio

El vocablo firma viene del latín firmare, es decir, "afirmar". Con ello se "da fuerza" a todo el contenido escrito que se encuentra previo a la firma.

La propia Real Academia Española la define como el "nombre y apellido, o título, que una persona escribe de su propia mano en un documento, para darle autenticidad o para expresar que aprueba su contenido".

El diccionario de "María Moliner" define la firma, a su vez, como el "nombre o título de una persona, generalmente acompañado de una rúbrica, escrito por ella tal como tiene costumbre de hacerlo para estos casos, al pie de cartas o documentos hechos o autorizados por ella.

Eduardo J. Couture en su obra "Vocabulario Jurídico", habla de la firma como "trazado gráfico, conteniendo habitualmente el nombre, los apelidos y la rúbrica, con el cual se suscriben los documentos para darles autoría y virtualidad, y obligarse en lo que en ellos se dice"

La firma, para ser válida, ha de ser autógrafa, es decir, que esté escrita de propia mano por su autor.

A lo largo de la historia, la firma ha representado un elemento esencial en todo acuerdo suscrito entre personas, pero no siempre la firma ha existido sido como tal.

En Roma, por ejemplo, los documentos no eran firmados, si no que existía una ceremonia denominada manufirmatio, que consistía en la lectura del documento que fuera por su propio autor o por un funcionario. Luego se extendía el documento sobre la mesa del escribano (el notario de entonces) y después de pasar la mano sobre el pergamino, se realizaba un juramento solemne en signo de aceptación. Después de realizada esta ceremonia era cuando se estampaba el nombre del autor o autores del documento

En la Edad Media se utilizaban sellos, marcas y signos, Estos últimos se componían con una cruz a la que se le añadían diversas letras y rasgos de forma entrelazada. Estos signos eran utilizados por todos los escribanos o fedatarios de entonces, y prácticamente han llegado hasta nuestros días.

La nobleza comenzó a reemplazar esta práctica con el uso de los sellos, no firmando todavía en los documentos debido a que prácticamente no sabían escribir. Con el tiempo, ya fue siendo costumbre que se autenticaran los documentos con sello y firma a la vez, aunque ésta siguiera siendo todavía más signos que escritura en si.

En Francia en el siglo XIV, Carlos V obligó a los escribanos a añadir a los documentos, aparte de los signos que ponían, sus propias firmas, algo bastante más complejo para aquella época que los signos. Entonces era muy poca la gente que sabía escribir, y por eso durante mucho tiempo, fue el signo (un elemento gráfico dibujado, al fin y al cabo) el que aparecía en todos los documentos.

Como ya se ha dicho, la firma autógrafa es la que plasma la persona de su puño y letra,.y puede estar hecha mediante un conjunto de letras (identificando así al nombre y apellido o apellidos, aunque solo sea por sus iniciales), acompañados o no por una rúbrica, o bien mediante elementos ilegibles, como puede ser únicamente la rúbrica, lo que se asemejaría más a la definición de signo como tal que a la de firma.

La rúbrica es un elemento muy importante que acompaña por lo general a la firma, tan importante que en muchas ocasiones ella misma compone únicamente la firma. Data de la Edad Media, y al parecer proviene etimológicamente del latín rubrum (rojo). La costumbre de rubricar viene de que en aquellas épocas se añadia al pie del documento, después de poner el nombre y apellido, tres palabras latinas con tinta de dicho color, scripsit firmavit reconogvit, que de alguna manera daban fe de autenticidad oficial al mismo. Con el tiempo, estas palabras se fueron deformando hasta hacerse ilegibles, convirtiéndose posteriormente en dibujos embrollados. De tal modo el pueblo llano, totalmente ignorante de su verdadero significado y propósito, interpretó aquel garabateo como un signo de buen gusto y distinción, y procedió así a imitarlo, hasta nuestros días. De alguna forma todavía, hoy día, se sigue considerando a las firmas con grandes rúbricas, por parte del vulgo, como elegantes y propias de personas importantes. Los grafólogos opinamos algo muy diferente...

La plasmación de una firma en un documento conlleva por si misma varias consecuencias. Permite en primer lugar, identificar al autor de la misma, bien por que es legible y se puede leer perfectamente el nombre del autor, o bien por que aunque sea ilegible es un "dibujo" repetido por dicha persona de forma constante, y por tanto, conocido por los demás. También la firma tiene efectos declarativos, puesto que al ejecutarse en un documento implica que la persona asume el contenido del mismo y, por tanto, se hace también responsable de lo declarado en él. Y por último, por supuesto, tiene también un valor probatorio, ya que aunque la persona no reconozca haber firmado el documento, será elemento de prueba la verificación de dicha autoría mediante cotejos periciales caligráficos.

A pesar de que estamos en la era de los avances tecnológicos, y que la escritura manuscrita sufre uno de sus peores momentos, hoy día todavía se sigue firmando, y se sigue exigiendo en todos los contratos que se plasmen las correspondientes firmas por parte de los implicados, como una manera de responsabilizarse, social y jurídicamente.

Aunque sea un elemento proclive a su imitación y falsificación, la firma sin embargo, sigue siendo uno de los mejores signos personales de identificación, al ser totalmente imposible que alguien pueda usurpar en todos sus rasgos gráficos, al verdadero autor de la misma. Esto, probablemente, sea uno de los factores fundamentales que asegure su supervivencia para el futuro.

viernes, 1 de enero de 2010

La autenticidad o falsedad del "Diario de Ana Frank"

Todos conocemos el famoso “Diario de Ana Frank”. Un libro que ha marcado a generaciones de personas, y del que se han hecho multitud de reediciones, e incluso películas, teatro y series de televisión.

Sin embargo, existen estudios periciales que han puesto en tela de juicio su autenticidad.

Recordemos un poco el tema. Ana Frank era una niña judía capturada por la Gestapo, que tras varias vicisitudes, murió de tifus en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Mientras estuvo escondida con su familia hasta su detención, durante la ocupación nazi de Holanda, escribió un diario (entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944), que a su muerte fue encontrado por su padre, Otto Frank, y quien lo publicó en 1947 con el resultado que hoy todos conocemos.

Desde luego, siempre llamó la atención leyéndolo, que el lenguaje utilizado por esta niña en su diario fuera tan maduro y muy poco apropiado para su corta edad (13 años). Pero nadie se planteó sospecha alguna, hasta que algunos  empezaron a dudar.

En el diario aparecen, además de lo escrito cada día, muchas anotaciones al margen, correcciones, comentarios y añadidos en las hojas, hechas en tinta azul, negra, roja y a lápiz.

En 1960 se encarga a la famosa grafóloga y perito calígrafo Minna Becker un estudio pericial, en el que determina que todo el texto, incluidas las anotaciones, fueron hechas por una misma persona.

A partir de aquí, las cosas se empiezan a complicar. En un estudio posterior realizado veinte años después, donde se analizaron las tintas y el papel utilizado en el diario, se descubrió que algunas de las anotaciones fueron realizadas con tinta de bolígrafo.

Este hecho comenzaba a poner en evidencia al famoso diario. Teniendo en cuenta que el bolígrafo no fue patentado hasta 1943 por el húngaro nacionalizado argentino Lazlo Biro, y que no fue hasta 1951 cuando se empezó a comercializar a gran escala, resultaba imposible que Ana Frank lo utilizara en su diario (falleció en 1945). Recordemos que según se había dictaminado previamente todas las anotaciones que aparecían estaban hechas por la misma persona.

A lo largo de esto este tiempo, han existido multitud de análisis periciales sobre dicho manuscrito, muchos de ellos, también es verdad, claramente intencionados y subjetivos. Se ha llegado a utilizar al “Diario” como un arma política, tanto por los sectores judíos como por los antisemitas.

La “Fundación Anne Frank”, que es la que vela por todo lo relacionado con el “Diario”, contraatacó por ejemplo con otros informes de expertos donde se exponía la idea contraria a la ya expresada con anterioridad.

Sin ir más lejos, con el hecho de que las anotaciones a bolígrafo solo aparecen en dos hojas del diario, y que al parecer fueron hechas por una de las grafólogas que  trabajó en el estudio realizado en 1960.

Incluso también se indica en estos informes técnicos posteriores que la letra manuscrita encontrada en esas dos hojas difiere “considerablemente” de la del resto del diario.

Un estudio muy exhaustivo se realizó a principios de los ochenta, por parte del laboratorio del Instituto Forense de los Países Bajos. Los resultados de dicho estudio constan de más de 250 páginas, y la mayor parte del informe se dedica a las conclusiones sacadas de un minucioso estudio grafológico de cotejo, así como a un extenso estudio técnico documental.

Así, según este informe, el Diario de Ana Frank fue escrito por ella entre 1942 y 1944.

Podemos comprobar, por tanto, que existen informes y contrainformes de todos los tipos y calibres, utilizados siempre a beneficio de los intereses que cada uno quiera defender.

De todas las maneras, queda un hecho muy significativo por aclarar, y que todavía a día de hoy hace despertar sospechas sobre el diario, y que cualquier grafólogo puede comprobar. Si se compara la escritura de Ana Frank que aparece en multitud de cartas y tarjetas que remitió a lo largo del tiempo a familiares que vivían en Suiza, todas indubitadas y expuestas por la propia "Fundación Anne Frank", podemos apreciar serias diferencias que no se pueden achacar a una evolución normal en una niña de esta edad.




En las imágenes superiores, el primer texto corresponde a una carta remitida a su abuela y la segunda al propio "Diario". La diferencia de tiempo es de un año, y sin embargo, como se puede apreciar, las disparidades gráficas enormes. La primera es más propia de una niña de 12 ó 13 años, mientras que el nivel de forma de la segunda es súmamente más avanzada, más típica de una persona de edad adulta. Es imposible un grado de evolución semejante en tan poco tiempo.

Es evidente que visto lo visto y a día de hoy, aún faltan por realizar análisis grafológicos y periciales definitivos sobre el “Diario” que estén regidos por el más absoluto rigor científico y exentos de todo valor parcial.

Esto ya, en la actualidad, será prácticamente imposible que se lleve a cabo, dadas las grandes implicaciones e intereses existentes con este tema. La respuesta definitiva sobre la autenticidad o falsedad del famoso “Diario” quedará siempre, por desgracia, en lo que cada uno quiera creer al respecto.