jueves, 25 de octubre de 2012

Manual de Experto en Grafística y Documentoscopia

Acaba de salir publicado el libro "Manual de Experto en Grafística y Documentoscopia", de Luis Rivero López, Presidente de la Sociedad Española de Peritos Calígrafos (SEPC) y Vice Presidente de la Federación Española de Expertos en Análisis Documental (FADE).

He tenido el privilegio de poder escribir la "Introducción" del libro a petición de su autor, buen amigo y compañero en estas lides. Os reproduzco a continuación la misma.

Para quién esté interesado en hacerse con un ejemplar del libro, puede pedirlo a través del correo de la SEPC: sepcj@yahoo.es o de su web: www.sepcj.es





La Pericia Caligráfica no es una técnica ni mucho menos reciente. Al contrario, se podría decir que nace casi a la vez que la propia escritura, cuando alguien decidió manipular por primera vez algo que ya estaba escrito.

El experto en escrituras y documentos actual no puede conformarse con ser como hasta ahora viene siendo lo habitual en la mayoría de los profesionales ejercientes, un mero analizador de letras.

Los documentos que día a día analizamos son cada vez más complejos, precisamente por que lo son también los elementos que se usan para escribir. Antiguamente, la tinta utilizada era procedente de una pluma, muchos de los trazos de un simple lapicero, los documentos eran mecanografiados mediante máquinas manuales... Hoy, sin embargo, hay infinidad de instrumentos escribientes y soportes donde escribir: bolígrafos y rotuladores de todo tipo, y con todo tipo de tintas, bolígrafos que ya ni siquiera usan tinta para plasmar los trazos, textos impresos a todo color mediante impresoras con calidad fotográfica, se escribe y se imprime en multitud de tipos diferentes de papel, se pueden escanear y fotografiar documentos con una absoluta calidad, que luego pueden ser impresos con tal perfección que el ojo humano no es capaz de detectar si un grafismo es una reproducción o un original, etc.

Esto es con lo que el Perito Calígrafo de hoy día se enfrenta. Por esta razón, ya no vale con ser un simple analizador de grafismos.

El profesional actual debe ser sobre todo un experto en Grafística y en Documentoscopia, y por ello en este libro su autor nos introduce plenamente en ambas disciplinas por igual, consciente de que una preparación amplia y una práctica continua, van a permitir al perito de hoy día ser capaz de detectar cualquier tipo de falsificación.

El gran problema que tenemos en España es que esta profesión no está regulada como tal, siendo libre el acceso a la misma, y de igual modo, tampoco existe una enseñanza reglada que pudiera ofrecer una formación rigurosa y completa. A cambio, multitud de centros privados y universidades, imparten titulaciones propias con diferencias abismales en sus metodologías y en su número de horas docentes. Esto ha provocado que en la actualidad estén ejerciendo en España, por ejemplo, Peritos Calígrafos que trabajan con poco más que una lupa, y otros que sin embargo, tengan a su disposición laboratorios de criminalística documental del más alto nivel científico.

Es también esencial que el profesional utilice unos protocolos de actuación en todos sus trabajos de investigación. No debemos conformarnos con que nos digan que el objeto de la pericial sea si una firma fue hecha por una persona o no. Antes de acometer el estudio grafonómico de las firmas indubitadas y dubitadas, deberemos examinar todo el documento cuestionado por si pudiera haber sido objeto de alguna manipulación. No sería la primera vez que un perito elabora un completo y extenso informe concluyendo que una firma es auténtica de una persona, y por no haber seguido un sencillo protocolo de actuación en su análisis documental, utilizando por ejemplo simples medios ópticos de aumento, no haberse dado cuenta de que el grafismo era una reproducción de muy buena calidad...

Por tanto, comencemos por estudiar el documento completo, y para eso es necesario poder contar con el original, claro está, a través de lupas y microscopios para verificar que son grafismos originales, examinando el estado papel y de las tintas presentes para descartar borrados mecánicos y químicos, posibles agregados o retoques, dobles surcos, etc., mediante radiaciones lumínicas a diferentes grados de incidencia y con sus correspondientes filtrados. Una firma puede ser cuestionada, pero a lo mejor el problema no está en ella, si no en el propio documento en si.

Debemos igualmente hacer hincapié no solo en la preparación continua y constante que el experto documental actual tiene que tener, si no del mismo modo también en que debe poseer un laboratorio técnico provisto de instrumental que le permita realizar análisis multiespectrales con los que poder discriminar tintas y así poder fotografiar y evidenciar las falsificaciones que existan. En caso contrario, si no se insiste mínimamente en dotarse de este instrumental científico, el Perito Calígrafo será como un dentista que únicamente sabe arrancar muelas con unas tenazas. Imagínese el lector la escena, entrando en la consulta de un odontólogo, y que éste solo tenga como instrumental una silla de comedor, un flexo como única luz para iluminar la boca del paciente, y unas tenazas. ¿Confiaría en este profesional? ¿Cree que sería capaz de detectar exactamente cuál es su problema dental? ¿Estaría seguro de que le va a ofrecer una solución fiable y concluyente a su problema?.

Esperemos que de aquí a unos años este panorama vaya cambiando, y la propia Administración se percate de que es imprescindible regular el acceso a esta profesión y su forma de ejercerla. Desde algunas Asociaciones de Profesionales existentes, unidas además dentro de una Federación Nacional, ya se están aunando esfuerzos para ello, y para que así en un futuro no muy lejano, este deseo llegue a hacerse realidad.

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