La dislexia es una problemática que afecta a un número importante de la población, especialmente a niños. Se trata de una dificultad para interpretar el lenguaje, sobre todo el lenguaje escrito, que impide en gran medida el aprendizaje.
Existe un déficit en la recepción de la información que recibe la persona, y sobre todo en la comprensión de la información escrita, al tener problemas de lectura. Al disléxico le cuesta mucho asociar el fonema al grafema correspondiente.
El caso que presento es el de María (nombre ficticio para preservar su identidad), persona adulta que viene arrastrando su dislexia desde pequeña, y que le ha impedido desarrollarse de forma normal en su vida. Siempre ha estado condicionada por ella, no habiendo podido alcanzar metas personales mayores por su falta de confianza en sus posibilidades, al no sentirse segura por este trastorno.
Cuando María finalizó su grafoterapia, me pidió que hiciera un resumen de todo el proceso, de todo el camino que había recorrido desde que empezó conmigo. Este escrito sería para ella como un diploma de reconocimiento por todo su esfuerzo y su constancia hasta vencer su problemática.
Hoy me he acordado de este caso, de los más bonitos que he tenido precisamente por ser la prueba de que nunca en la vida hay que darse por vencido y que siempre se puede llegar a superar los problemas, y os lo expongo aquí.
La mejor forma de exponerlo es reproducir íntegramente la crónica que le realicé a María, donde se cuentan sus antecedentes y los cambios que va desarrollando a medida que va consiguiendo modificar su escritura.
María llegó a nuestra consulta en Abril de 2002, orientada por su hermano, para ver si era posible por medio de la Grafoterapia, tratar su problemática.
Su diagnóstico era dislexia, un trastorno que le condicionaba desde que era niña (cuando acude a nuestra consulta tiene 32 años). Este problema le había impedido realizar muchas cosas a lo largo de su vida, viéndose incapacitada para multitud de facetas y quehaceres que para cualquier otra persona no requerían especial dificultad.
Nos describe su vida hasta el momento, donde por circunstancias personales y familiares se ve obligada a trabajar, dejando de lado los estudios, en parte por esta necesidad surgida y en parte también por sus propias limitaciones debidas a la problemática que arrastra.
Hasta este momento no había decidido enfrentarse a su problema, a pesar de que tenía claro que le impedía desarrollarse plenamente como persona y que tarde o temprano debía hacerlo si quería superarse y salir de su situación.
Su hermano le habla de la Grafoterapia, técnica terapéutica que él mismo ha seguido y aplicado durante un tiempo con éxito para corregir aspectos negativos de su personalidad, bajo la supervisión de este gabinete.
María nos expone su situación personal y sus deseos de cambiar y de mejorar. Por nuestra parte, le explicamos el procedimiento grafoterapéutico que seguimos con los pacientes. Se le comenta que en su caso concreto, puede que los resultados que se obtengan no sean completos al cien por cien, ya que por otros casos tratados de dislexia sabemos por experiencia que depende mucho de cada persona. De todas formas, se le propone que se puede intentar, ya que nada se pierde, y que todo lo que se logre siempre será un cambio importante para ella, asegurándole por otra parte que sin duda obtendrá mejoras a poco que trabaje con esta terapia.
En su forma de ser, María nos comenta que se siente, y siempre se ha sentido así, desorientada, confusa, con dificultad para ver las cosas y las situaciones claras, perdiéndose con los matices y los aspectos. Le cuesta distinguir muchas veces entre la izquierda y la derecha. No le gusta su escritura, y todos los errores que se detectan en ella, además, producidos por su propia desorientación espacial y mental, no ayudan a clarificar y ordenar su letra.
Del estudio psicológico de su escritura, deducimos que es una persona que se encuentra muy bloqueada a nivel personal, con muchos miedos e inseguridades, que desea avanzar vitalmente pero que a la vez también se siente incapaz para ello. Su futuro, lo que anhela para si, lo ve bastante oscuro y descorazonador, sumida en una dinámica constante que no sabe cómo modificar.
Su confusión mental es grande, ampliada además por una tendencia importante hacia las ideas obsesivas.
Se le aprecia, igualmente, una cierta crisis de identidad, por no saber valorarse adecuadamente a nivel personal. Está segura en el fondo de si misma de que es capaz de muchas cosas, pero la práctica de la vida hasta ahora no se lo ha ratificado y, por tanto, tiene una duda permanente sobre su verdadera valía.
Nuestro objetivo con la terapia es conseguir que María clarifique su mente, que la ordene, que disponga sus ideas para que pueda razonar con exactitud y certeza, y de esta manera, pueda ejercitar sobre su vida el control que toda persona debe tener.
El primer paso que damos con ella es esclarecer su orientación, es decir, que disipe cualquier atisbo de confusión dentro de su entorno. Con la correcta posición de la hoja al escribir y con los trazos de la escritura que suben y bajan orientados exactamente, conseguimos que poco a poco su mente se vaya estabilizando y adaptando una posición más real y segura.
María enseguida comprueba que esta terapia es dura de seguir, ya que exige mucho por parte de la persona, pero motivada por sus deseos de cambio, no flaquea.
La realización de los ejercicios que se le proponen le provocan durante las primeras semanas sensación de estar revuelta y desorientada, incluso con malestar en el estómago.
Durante el primer mes, nota como su carácter se vuelve bastante irritable, y le llegan a decir que últimamente tiene bastante mal genio.
Pasadas estas primeras semanas, empieza a notar que se siente cada vez más ágil con las manos en las cosas que hace. Empieza a definir mejor las cosas y se encuentra también más centrada y segura en general.
Casi dos meses después de empezada la terapia observa como su mano izquierda la siente cada vez más definida y clara. Por problemas laborales y familiares, no dedica todo el tiempo que quisiera a la terapia. Se le motiva para que insista y busque todo el tiempo que pueda, ya que cuanto más tiempo dedique, mejores y más rápidos serán los resultados.
Tres meses después, va encontrando el tiempo para seguir con sus ejercicios, y se encuentra anímicamente bien y con fuerza.
Pasado el verano, nos sorprende con la noticia de que se está preparando para presentarse a unas oposiciones. Dice que ahora puede estudiar muchísimo mejor que antes. En la actualidad, puede ponerse delante de un libro y entender más fácilmente su contenido, e incluso, realizar esquemas para poder estudiar mejor. Esto antes era imposible. Cualquier intento de estudio no pasaba de ahí; su mente era incapaz de discernir la materia, de entresacar aquello más importante. Cuando subrayaba una lección, acababa subrayando todas las líneas. Con su estudio actual, ve que es capaz de destacar solo lo esencial para el estudio. Por nuestra parte, se le felicita por lo conseguido con su esfuerzo hasta ahora.
Cinco meses más tarde, María se siente mucho más segura personalmente. Dice que controla todo mejor. Sabe decidir y realizar las labores con determinación y carácter. Incluso las personas allegadas le dicen que ha cambiado mucho en los últimos meses.
Los avances que va teniendo son muy numerosos. Empieza a verse capaz de realizar aquellas cosas que en su momento no hizo por que no se atrevió. De todas formas, se pregunta hasta dónde puede llegar. Siente que tendrá un techo, pero todavía desconoce cuál puede ser.
Se le dice que lo importante es que siga adelante. Que cada paso que dé resulta positivo. Es mejor que no se ponga topes; lo que tenga que ser será, y el tiempo lo dirá en todo caso. Se le recuerda que al principio de la terapia no sabíamos cómo le iba a ir a lo largo de ella ni lo que iba a conseguir, pero que lo fundamental era empezar a andar. Ahora lo que resulta esencial es afianzar lo ganado.
En una de las sesiones con ella nos comenta que realizó ya el examen para la oposición que había preparado, y que había sacado buena nota. Aunque no había aprobado la prueba, se encontraba por lo menos en la lista para las sustituciones. Se le anima por ello, al haber comprobado por si misma que ahora es capaz de cosas que antes no podía hacer. Debía tener en cuenta que muchas de las personas que habían realizado esa oposición estaban por debajo de ella en las puntuaciones y, de seguro que no tenían la problemática que ella tenía.
En las sesiones posteriores nos va contando experiencias que está teniendo, como que es capaz de realizar operaciones matemáticas sin mayor problema. Nos dice que se encuentra muy contenta por su situación actual. Nos explica muy gráficamente algo que ahora siente con diferencia a su vida anterior. Cuenta que antes, cuando observaba las cosas de su alrededor, los diversos problemas y avatares que le iban surgiendo, sentía como si se le agolpaban todos a la vez, sin poder separarlos ni distinguirlos para poder abordarlos y solucionarlos. Actualmente, dice, los ve colocados todos en fila, de uno en uno, y así los aborda y trabaja, evitando el colapso mental que sentía antes, bloqueándola y produciéndole un sentimiento de impotencia.
En el mes de marzo, se le dice que tiene que ir pensando en que esta terapia está llegando a su fin. Consideramos que ha conseguido muchísimo. Los cambios introducidos en su carácter y en su forma de vivir resultan asombrosos, sobre todo para ella misma, que está descubriendo cosas hasta ahora irreconocibles para su mente. Se le rectifican todavía algunos aspectos gráficos que tiene que cambiar, pequeños matices que quedan.
El 12 de abril, en nuestra última sesión se le comunica que por nuestra parte se considera que hemos hecho todo lo que se podía hacer. El resto ya es cuestión de ella. Han sido doce meses de terapia. Ha adquirido las herramientas necesarias para poder desenvolverse por la vida con seguridad y confianza, con la suficiente claridad y determinación para que pueda elegir lo que quiere y además hacerlo sin problemas. Nos dice que se está preparando para sacar el carné de conducir, una asignatura pendiente que todavía tiene. Lo intentó hace tiempo, pero vio que resultaba imposible para ella, al sentirse totalmente confundida en el estudio. Ahora lo aborda de otra forma radicalmente distinta. Puede estudiar y diferenciar fácilmente la materia. Retiene lo estudiado y está capacitada para realizar los test con éxito. Se siente, sin embargo, temerosa por suspender. Sabe que es capaz de superar la prueba, pero al ser una cosa que ya intentó antes, los recuerdos negativos le invaden e impiden desenvolver toda su seguridad adquirida. Esto no le ocurre con las experiencias nuevas que va teniendo, solo con alguna de las antiguas en las que ahora insiste.
Se le dice que a pesar de que damos por terminada la terapia, no quita para que de vez en cuando se ponga en contacto con nosotros, si necesita si algún consejo sobre el respecto o para aclarar alguna duda que le pueda quedar.
Del estudio grafológico actual de su escritura vemos que es una persona que se mueve por el mundo con mayor seguridad, que afronta las cosas y su futuro con mayor determinación y confianza. El temor anterior a fallar, prácticamente ha desaparecido. Se siente más plena personalmente, más centrada, razonando con claridad y no perdiéndose en divagaciones. Sabe distinguir y ver lo que quiere, y va a por ello. El cambio más importante se ha dado en su firma. De una anterior que se encontraba en la parte central de la hoja, más a la izquierda que a laderecha (lo que implica un bloqueo, una paralización en su proceso madurativo), ha pasado a una firma que se halla colocada en la parte derecha totalmente, como signo claro de afianzamiento personal. Además, de una firma confusa, sobre todo en el nombre, donde era imposible distinguirlo por la rúbrica enmarañada que lo cubría, ha pasado ahora a poner clara y rotundamente su nombre y apellido, de un tamaño ligeramente superior al de la letra del texto,añadiendo únicamente como rúbrica una raya subrayando. Vemos pues, con ello, que más que nunca, se ha encontrado María como persona. Se identifica y se reconoce, ya que sabe quién es y lo que vale. Ahora ya no alberga ninguna duda sobre su potencial. Solo el tiempo y ella misma dirán la última palabra.
Felicidades María.
Su diagnóstico era dislexia, un trastorno que le condicionaba desde que era niña (cuando acude a nuestra consulta tiene 32 años). Este problema le había impedido realizar muchas cosas a lo largo de su vida, viéndose incapacitada para multitud de facetas y quehaceres que para cualquier otra persona no requerían especial dificultad.
Nos describe su vida hasta el momento, donde por circunstancias personales y familiares se ve obligada a trabajar, dejando de lado los estudios, en parte por esta necesidad surgida y en parte también por sus propias limitaciones debidas a la problemática que arrastra.
Hasta este momento no había decidido enfrentarse a su problema, a pesar de que tenía claro que le impedía desarrollarse plenamente como persona y que tarde o temprano debía hacerlo si quería superarse y salir de su situación.
Su hermano le habla de la Grafoterapia, técnica terapéutica que él mismo ha seguido y aplicado durante un tiempo con éxito para corregir aspectos negativos de su personalidad, bajo la supervisión de este gabinete.
María nos expone su situación personal y sus deseos de cambiar y de mejorar. Por nuestra parte, le explicamos el procedimiento grafoterapéutico que seguimos con los pacientes. Se le comenta que en su caso concreto, puede que los resultados que se obtengan no sean completos al cien por cien, ya que por otros casos tratados de dislexia sabemos por experiencia que depende mucho de cada persona. De todas formas, se le propone que se puede intentar, ya que nada se pierde, y que todo lo que se logre siempre será un cambio importante para ella, asegurándole por otra parte que sin duda obtendrá mejoras a poco que trabaje con esta terapia.
En su forma de ser, María nos comenta que se siente, y siempre se ha sentido así, desorientada, confusa, con dificultad para ver las cosas y las situaciones claras, perdiéndose con los matices y los aspectos. Le cuesta distinguir muchas veces entre la izquierda y la derecha. No le gusta su escritura, y todos los errores que se detectan en ella, además, producidos por su propia desorientación espacial y mental, no ayudan a clarificar y ordenar su letra.
Del estudio psicológico de su escritura, deducimos que es una persona que se encuentra muy bloqueada a nivel personal, con muchos miedos e inseguridades, que desea avanzar vitalmente pero que a la vez también se siente incapaz para ello. Su futuro, lo que anhela para si, lo ve bastante oscuro y descorazonador, sumida en una dinámica constante que no sabe cómo modificar.
Su confusión mental es grande, ampliada además por una tendencia importante hacia las ideas obsesivas.
Se le aprecia, igualmente, una cierta crisis de identidad, por no saber valorarse adecuadamente a nivel personal. Está segura en el fondo de si misma de que es capaz de muchas cosas, pero la práctica de la vida hasta ahora no se lo ha ratificado y, por tanto, tiene una duda permanente sobre su verdadera valía.
Nuestro objetivo con la terapia es conseguir que María clarifique su mente, que la ordene, que disponga sus ideas para que pueda razonar con exactitud y certeza, y de esta manera, pueda ejercitar sobre su vida el control que toda persona debe tener.
El primer paso que damos con ella es esclarecer su orientación, es decir, que disipe cualquier atisbo de confusión dentro de su entorno. Con la correcta posición de la hoja al escribir y con los trazos de la escritura que suben y bajan orientados exactamente, conseguimos que poco a poco su mente se vaya estabilizando y adaptando una posición más real y segura.
María enseguida comprueba que esta terapia es dura de seguir, ya que exige mucho por parte de la persona, pero motivada por sus deseos de cambio, no flaquea.
La realización de los ejercicios que se le proponen le provocan durante las primeras semanas sensación de estar revuelta y desorientada, incluso con malestar en el estómago.
Durante el primer mes, nota como su carácter se vuelve bastante irritable, y le llegan a decir que últimamente tiene bastante mal genio.
Pasadas estas primeras semanas, empieza a notar que se siente cada vez más ágil con las manos en las cosas que hace. Empieza a definir mejor las cosas y se encuentra también más centrada y segura en general.
Casi dos meses después de empezada la terapia observa como su mano izquierda la siente cada vez más definida y clara. Por problemas laborales y familiares, no dedica todo el tiempo que quisiera a la terapia. Se le motiva para que insista y busque todo el tiempo que pueda, ya que cuanto más tiempo dedique, mejores y más rápidos serán los resultados.
Tres meses después, va encontrando el tiempo para seguir con sus ejercicios, y se encuentra anímicamente bien y con fuerza.
Pasado el verano, nos sorprende con la noticia de que se está preparando para presentarse a unas oposiciones. Dice que ahora puede estudiar muchísimo mejor que antes. En la actualidad, puede ponerse delante de un libro y entender más fácilmente su contenido, e incluso, realizar esquemas para poder estudiar mejor. Esto antes era imposible. Cualquier intento de estudio no pasaba de ahí; su mente era incapaz de discernir la materia, de entresacar aquello más importante. Cuando subrayaba una lección, acababa subrayando todas las líneas. Con su estudio actual, ve que es capaz de destacar solo lo esencial para el estudio. Por nuestra parte, se le felicita por lo conseguido con su esfuerzo hasta ahora.
Cinco meses más tarde, María se siente mucho más segura personalmente. Dice que controla todo mejor. Sabe decidir y realizar las labores con determinación y carácter. Incluso las personas allegadas le dicen que ha cambiado mucho en los últimos meses.
Los avances que va teniendo son muy numerosos. Empieza a verse capaz de realizar aquellas cosas que en su momento no hizo por que no se atrevió. De todas formas, se pregunta hasta dónde puede llegar. Siente que tendrá un techo, pero todavía desconoce cuál puede ser.
Se le dice que lo importante es que siga adelante. Que cada paso que dé resulta positivo. Es mejor que no se ponga topes; lo que tenga que ser será, y el tiempo lo dirá en todo caso. Se le recuerda que al principio de la terapia no sabíamos cómo le iba a ir a lo largo de ella ni lo que iba a conseguir, pero que lo fundamental era empezar a andar. Ahora lo que resulta esencial es afianzar lo ganado.
En una de las sesiones con ella nos comenta que realizó ya el examen para la oposición que había preparado, y que había sacado buena nota. Aunque no había aprobado la prueba, se encontraba por lo menos en la lista para las sustituciones. Se le anima por ello, al haber comprobado por si misma que ahora es capaz de cosas que antes no podía hacer. Debía tener en cuenta que muchas de las personas que habían realizado esa oposición estaban por debajo de ella en las puntuaciones y, de seguro que no tenían la problemática que ella tenía.
En las sesiones posteriores nos va contando experiencias que está teniendo, como que es capaz de realizar operaciones matemáticas sin mayor problema. Nos dice que se encuentra muy contenta por su situación actual. Nos explica muy gráficamente algo que ahora siente con diferencia a su vida anterior. Cuenta que antes, cuando observaba las cosas de su alrededor, los diversos problemas y avatares que le iban surgiendo, sentía como si se le agolpaban todos a la vez, sin poder separarlos ni distinguirlos para poder abordarlos y solucionarlos. Actualmente, dice, los ve colocados todos en fila, de uno en uno, y así los aborda y trabaja, evitando el colapso mental que sentía antes, bloqueándola y produciéndole un sentimiento de impotencia.
En el mes de marzo, se le dice que tiene que ir pensando en que esta terapia está llegando a su fin. Consideramos que ha conseguido muchísimo. Los cambios introducidos en su carácter y en su forma de vivir resultan asombrosos, sobre todo para ella misma, que está descubriendo cosas hasta ahora irreconocibles para su mente. Se le rectifican todavía algunos aspectos gráficos que tiene que cambiar, pequeños matices que quedan.
El 12 de abril, en nuestra última sesión se le comunica que por nuestra parte se considera que hemos hecho todo lo que se podía hacer. El resto ya es cuestión de ella. Han sido doce meses de terapia. Ha adquirido las herramientas necesarias para poder desenvolverse por la vida con seguridad y confianza, con la suficiente claridad y determinación para que pueda elegir lo que quiere y además hacerlo sin problemas. Nos dice que se está preparando para sacar el carné de conducir, una asignatura pendiente que todavía tiene. Lo intentó hace tiempo, pero vio que resultaba imposible para ella, al sentirse totalmente confundida en el estudio. Ahora lo aborda de otra forma radicalmente distinta. Puede estudiar y diferenciar fácilmente la materia. Retiene lo estudiado y está capacitada para realizar los test con éxito. Se siente, sin embargo, temerosa por suspender. Sabe que es capaz de superar la prueba, pero al ser una cosa que ya intentó antes, los recuerdos negativos le invaden e impiden desenvolver toda su seguridad adquirida. Esto no le ocurre con las experiencias nuevas que va teniendo, solo con alguna de las antiguas en las que ahora insiste.
Se le dice que a pesar de que damos por terminada la terapia, no quita para que de vez en cuando se ponga en contacto con nosotros, si necesita si algún consejo sobre el respecto o para aclarar alguna duda que le pueda quedar.
Del estudio grafológico actual de su escritura vemos que es una persona que se mueve por el mundo con mayor seguridad, que afronta las cosas y su futuro con mayor determinación y confianza. El temor anterior a fallar, prácticamente ha desaparecido. Se siente más plena personalmente, más centrada, razonando con claridad y no perdiéndose en divagaciones. Sabe distinguir y ver lo que quiere, y va a por ello. El cambio más importante se ha dado en su firma. De una anterior que se encontraba en la parte central de la hoja, más a la izquierda que a laderecha (lo que implica un bloqueo, una paralización en su proceso madurativo), ha pasado a una firma que se halla colocada en la parte derecha totalmente, como signo claro de afianzamiento personal. Además, de una firma confusa, sobre todo en el nombre, donde era imposible distinguirlo por la rúbrica enmarañada que lo cubría, ha pasado ahora a poner clara y rotundamente su nombre y apellido, de un tamaño ligeramente superior al de la letra del texto,añadiendo únicamente como rúbrica una raya subrayando. Vemos pues, con ello, que más que nunca, se ha encontrado María como persona. Se identifica y se reconoce, ya que sabe quién es y lo que vale. Ahora ya no alberga ninguna duda sobre su potencial. Solo el tiempo y ella misma dirán la última palabra.
Felicidades María.
3 comentarios:
Felicidades Fernando, estoy deseando terminar el curso, por todo esto que cuentas.
Un saludo
Gracias Fernando por exponer este caso tan práctico, y de forma amena. Este tipo de ejemplos nos da fuerzas a los demás grafoterapeutas para seguir trabajando, sobre todo a los que nos hemos formado contigo.
Un saludo compañero.
pues os comento que yo llevo 4 años haciendo grafoterapia y no avanzo ni a tiros
¿es esto normal?
saludos
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