miércoles, 19 de marzo de 2008

Fallecimiento del grafólogo Iñaki Mendieta

El pasado lunes 17 de marzo, de manera repentina, fallecía el grafólogo Iñaki Mendieta.

Había sido ingresado de urgencia el sábado, y quiso el destino que, por desgracia, no superase la adversidad que le llevó al Hospital de Galdakao.

Iñaki Mendieta era licenciado en Psicología y Grafólogo, uno de los primeros y más reconocidos por estas tierras. Fue siempre un referente para todos los que le seguimos en estas profesión.

Además, era sacerdote, y a esta labor se dedicó principalmente desde su parroquia del barrio de Areta, en Llodio.

Su labor intelectual fue incansable, publicando cientos de artículos en la prensa local. Todavía guardo en mis archivos muchos de los perfiles grafológicos de personajes que publicó en el diario Deia durante una larga temporada.

Con él me ha ocurrido una sincronicidad muy curiosa.

Sabía que Iñaki ya no se dedicaba a la grafología por que hacía tiempo que había cerrado el despacho que mantenía en la calle Alda. de Urquijo de Bilbao por haberse jubilado, aunque seguro que seguía tan activo como siempre.

Hacía, por tanto, muchos años que le había perdido la pista.

Hace menos de un mes, una señora contactó conmigo telefónicamente para ver si yo le podía poner en contacto con Iñaki, ya que hará unos veinte años le había hecho un informe grafopsicológico a su hermano -ya fallecido- y necesitaba hablar con él sobre algunas cuestiones que le preocupaban. La señora le había buscado por muchos medios y formas, y lo único que sabía es que había sido párroco en Llodio, pero nada más. Acudía a mi de forma desesperada y totalmente casual.

Le comenté que yo hacía muchos años que no sabía nada de él, aunque le dije que intentaría buscar una forma de contactarle.

Esa misma mañana, por otras gestiones que estaba haciendo, pasé por la calle donde tuvo Iñaki su oficina, y se me ocurrió preguntarle al portero de la fincha. Me comunicó que, efectivamente, hacía años que estaba jubilado, pero que por esas coincidencias de la vida, guardaba todavía su número de móvil.

Le llamé después a esta señora y le pasé su telefóno. Me lo agradeció infinitamente, puesto que era un tema que le importaba mucho hablar con él.

Por suerte para ella, llegó a tiempo.

Ayer me sorprendió la noticia de su muerte, y hoy no he podido por menos que reflexionar sobre esta sincronicidad. Tras muchos años sin saber nada de él, de repente en menos de un mes, me encuentro con estos dos sucesos.

Ahora lo único que le deseo a Iñaki es que allá donde esté, descanse en paz y nos tutele a los que seguimos en este mundo grafológico, que falta nos hace.

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