lunes, 12 de mayo de 2008

El letrado y el gay... es lo que hay

Hace unos días recibí una llamada de un abogado de Bilbao en el que me solicitaba muy amablemente, que para un tema que tenía de separación matrimonial necesitaba un informe pericial grafopsicológico.

Su pregunta directa era la siguiente: ¿se puede saber por la escritura de un individuo si este es gay?
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Reconozco que a estas alturas de la película hay pocas preguntas de letrados que me puedan sorprender, pero ésta realmente me dejó un poco descolocado.
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Le respondí que no hay había forma alguna de saberlo, y que incluso se habían hecho estudios serios que demostraban que hoy día era imposible conocer este dato por la escritura.
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Lo que no le dije es que aunque existiera la manera de saberlo, tampoco iba a realizar semejante trabajo. Entiendo que hay límites que nunca se deben sobrepasar, y el intentar conocer si una persona es homosexual, con el fin de utilizar este dato contra él, me parece bastante poco ético, e incluso rastrero. Entiendo la postura de los abogados, que tienen que buscar sus defensas y ataques en donde sea, con tal de ganar el caso.
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Pero lo que nunca entendería sería a aquel grafólogo que temerariamente hiciera un trabajo de este tipo. Primero, por que hoy día a nadie le importa la orientación sexual de una persona. Y segundo, por que metería la pata hasta el fondo seguramente... Claro que también se lo podía jugar a cara o cruz: es gay o no es gay. Por suerte para él, solo habría dos opciones, y en una de éstas a lo mejor acertaba.
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Para este tipo de casos, mi consejo para estos abogados que quieren probar que el marido se la pega a su esposa con otro (que no con otra) es que contraten a un detective privado y que éste se encargue de hacer las fotos necesarias para demostrarlo. Es el método tradicional y más directo.
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Lo nuestro en cuanto a lo tocante, por ahora, sería hacer simplemente experimentos con gaseosa...

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