miércoles, 4 de marzo de 2009

Se busca grafólogo para programas morbosos

En España se sigue buscando a día de hoy, en el río Gualdaquivir, el cadaver de la joven de 17 años Marta del Castillo, presuntamente asesinada por su ex-novio, quien ha confesado el crimen.

Hace quince días, en pleno bullicio del caso tras haberse detenido a esta persona y a tres más como colaboradores del hecho, saltaron tertulias y coloquios en todos los programas de televisión, hablando de ello.

Y tal y como se ha puesto de moda en los últimos tiempos, llevaron a grafólogos para hablar de este presunto asesino. Concretamente, el miércoles 18 de febrero y en dos de cadenas nacionales, salieron sendos grafólogos invitados por programas especializados en la telebasura para que dieran su opinión sobre la escritura de este individuo. También se publicaron análisis grafológicos en la prensa sevillana.

Esto, por desgracia, no es nuevo. Aunque algunos profesionales nos neguemos a entrar en este circo mediático, creado ex profeso para digestión de las masas, es evidente que estos programas siempre van a encontrar a grafólogos (o a quien dice serlo) dispuestos a despellejar psicológicamente por su escritura, a quien haga falta.

Hasta ahora lo normal era que aparecía un escrito (habitualmente una carta) de la persona en cuestión, y los periodistas llamaban a un experto para que hablase del tema. Lo lógico y natural.

Sin embargo, lo novedoso actualmente es que los periodistas se encargan ellos directamente de buscar escritos como sea del individuo a analizar, para luego poder llevárselos a todo correr al grafólogo de urgencias que esté de turno esa día para que eche todo el morbo del que sea capaz al asunto.

En el caso del presunto asesino de esta chica han echado mano de los siguientes documentos indubitados para su análisis: una nota entregada por el muchacho a una vecina, el cartel del buzón y una dedicatoria en el anverso de una fotografía...

Podría hacer muchos comentarios sobre esto, pero creo que sobran las palabras. Que cada cual juzgue al respecto.

Y un consejo: visto lo visto, mucho cuidado con las notas que dejamos a la vecina diciéndole que nos pase un poco de perejil... por que puede acabar cayendo en manos de un grafólogo, con el peligro que ello acarrea. Mucho, mucho cuidado...

4 comentarios:

Carmen dijo...

Hola Fernando.
Me da mucha rabia de los comentarios que hacen en programas como los que dices, soy psicóloga grafóloga y casi nunca estoy de acuerdo en lo que dicen, hay veces que en parte pero sobretodo cuando hablan de famosos se ve que van dando datos de su personalidad de lo que todos conocemos.
Un saludo, carmen

Carmen dijo...

Hola Fernando:
Estoy de acuerdo contigo en lo de los programas de morbazo y que nos hacen mucho daño. Hace poco salió una "grafologa" hablando de I.P. la viuda de España y estuvo interpretando su firma con observaciones que todo el mundo conocemos, sólo la faltó decir que se notaba por su firma que era la viuda de un torero; me dió mucha rabia porque estaba yo con personas que empezaron a reirse por lo bien que había hecho el "análisis" la señora.
Un saludo, Carmen

Carmen dijo...

Hola Fernando:
Estoy de acuerdo contigo en lo de los programas de morbazo y que nos hacen mucho daño. Hace poco salió una "grafologa" hablando de I.P. la viuda de España y estuvo interpretando su firma con observaciones que todo el mundo conocemos, sólo la faltó decir que se notaba por su firma que era la viuda de un torero; me dió mucha rabia porque estaba yo con personas que empezaron a reirse por lo bien que había hecho el "análisis" la señora.
Un saludo, Carmen

Carmen dijo...

Hola Fernando:
Estoy de acuerdo contigo en lo de los programas de morbazo y que nos hacen mucho daño. Hace poco salió una "grafologa" hablando de I.P. la viuda de España y estuvo interpretando su firma con observaciones que todo el mundo conocemos, sólo la faltó decir que se notaba por su firma que era la viuda de un torero; me dió mucha rabia porque estaba yo con personas que empezaron a reirse por lo bien que había hecho el "análisis" la señora.
Un saludo, Carmen